ARQUITECTURA FUNERARIA ROMANA. TUMBAS, COLUMBARIOS Y CATACUMBAS.
Se ha hecho dar el nombre de columbario a los nichos destinados a contener las urnas cinerarias en los sepulcros de familia de los romanos. La palabra columbarium significa propiamente palomar y de su similitud con los palomares proviene este término.
La muerte en Roma tenía reservado el espacio en el exterior de las ciudades. Los romanos tenían prohibido el enterramiento intramuros, pero más allá de ellos se levantaban necrópolis donde los más pudientes se hacían enterrar. Las cunetas de todas las vías estaban invadidas a lo largo del camino de grandes y pequeños cipos, monumentos y mausoleos familiares y de sociedades que recordaban a sus difuntos. Las más importantes como la Apia o la Latina concentraban en los primeros kilómetros miles de ellos.
La cista, el columbario y la catacumba.
El enterramiento de los pobres en Roma era la fosa común. Si había dinero para incinerar el cadáver se enterraban sus cenizas bajo piedras o creando un hueco en el suelo donde depositar una cista o una vasija con las mismas. Sobre la superficie se podía dejar una lápida o un cipo, a modo de estela conmemorativa, donde se reseñaran los datos más relevantes del enterrado.
Aquellas familias más adineradas excavaban en una parcela de su propiedad una cámara bajo el suelo a la que se accedía como si fuese un pozo. En ella se depositaban las urnas con las cenizas de sus difuntos en los huecos practicados en las paredes. Este tipo de enterramiento se conocía con el nombre de columbario porque estas hornacinas recordaban los palomares con sus nichos para los pájaros. Debajo puedes ver una reconstrucción de estos sencillos espacios funerarios (museo de Córdoba).
En Roma estos columbarios también podían ser edificados e incluso existían sociedades creadas ex profeso (colegios funerarios) que se organizaban para dar sepultura dignamente a sus socios. Podemos destacar por su grandeza y monumentalidad los creados a partir de finales del siglo I a. C. por los libertos de la familia imperial Julio Claudia en Vigna Codini. En España tenemos ejemplos en Carmona, Mérida y Tarragona.